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Somos...

Rompiendo Muros nace para callar al silencio, para romper el sitio a la verdad y la justicia, para alumbrar lo que la manipulación, la tergiversación, cuando no la mentira, oscurece.

En el océano de medios de comunicación masivos que a menudo mercadea falacias y medias verdades a la velocidad del rayo, distribuyendo panes y peces a un consumidor pasivo que nada se cuestiona y todo lo devora; surge esta pequeña iniciativa y un gran sueño: si no podemos contar la verdad en los medios ya establecidos, contaremos la verdad con nuestros propios medios.

La serie tiene como objetivo generar debate, reflexión, acción y denuncia acerca de la tragedia de un pueblo que desde hace más de 62 años viene soportando y resistiendo uno de los mayores crímenes organizados del siglo XX y lo que va del XXI.

Llegados a este punto, nuestra posición, por tanto, no pretende ser ni falsamente imparcial ni cínicamente equidistante. ¿Por qué decimos esto? Por una simple razón… creemos que ante flagrante injusticia, tener una de estas actitudes no harían más que validar y legitimar de manera cómplice, directa o indirectamente, una situación que en muchos casos supera el límite de toda comprensión humana.

¿Se imaginan por un momento si nos pidiesen que fuéramos equidistantes o imparciales en la Sudáfrica del Apartheid…o en la Alemania nazi…o en la última dictadura argentina?

Evidentemente no, no podemos ser ni equidistantes ni imparciales. No creemos que sea esa una posición justa ante un genocidio. Ante tamaña tragedia la posición digna y humana es la de denuncia a la parte que agrede. En este conflicto hay un claro agresor y un claro agredido. Hay una víctima y un verdugo. Mantenernos imparciales o equidistantes no sería más que nivelar a las víctimas con los verdugos. ¿Sería esto justo?

Otro de nuestros objetivos es intentar despertar la conciencia de aquellos que ven este conflicto como lejano. Lejano no sólo desde el punto de vista geográfico y ajeno a nuestra realidad cotidiana, social, cultural. Lejano también en términos absolutos. Y aquí debemos citar al filósofo francés Jean Baudrillard cuando hablaba del concepto de hiperrealidad.

Cuando decimos que este, como muchos otros conflictos nos resulta lejano, lo debemos entender como efecto de los medios de comunicación masivos. Explicar teóricamente el concepto de hiperrealidad no es nada sencillo, pero si lo ejemplificamos se entenderá mejor. Hiperrealidad es una manera de describir la forma en que la conciencia define lo que es verdaderamente "real" en un mundo donde los medios de comunicación pueden modelar y filtrar de manera radical la manera en que percibimos un evento o experiencia. Es como una realidad irreal, ficticia. Todo lo que vemos a través de los medios, no solo le pasa a otros, siempre lejanos y desconocidos, sino que termina percibiéndose como inexistente. Un poco como el ejemplo de mapa y territorio. El mapa es una representación del territorio, no es el territorio, pero al mismo tiempo es una realidad que termina siendo como más real que la realidad, hiperreal. Y toda realidad más real que la realidad termina siendo irreal. Los medios construyen una realidad, no reflejan la realidad.

Lo primero que tenemos que decir es que rechazamos los discursos que hablan de Paz y olvidan, consciente o inconscientemente, hablar de justicia y responsabilidad. Para llegar a la Paz, entendemos que hace falta un proceso, un proceso que tiene sus tiempos, y en el cual su primer paso, su paso fundamental es el de administrar justicia.

Nuestras preguntas son: ¿Se puede alcanzar la Paz sin justicia previa? ¿Se puede hablar de la necesidad de firmar la paz entre Israel y Palestina sin antes administrar justicia? ¿Qué hay detrás de los discursos que hablan de paz y olvidan mencionar la necesidad de administrar justicia en una geografía del mapa milenariamente codiciada y conflictiva? ¿Imaginan ustedes por un momento que luego de la 2ª guerra mundial no se hubieran dado lugar los juicios de Nüremberg? ¿Imaginan ustedes por un momento que luego de la última dictadura genocida en Argentina no se hubiera celebrado el juicio a las Juntas?

Nosotros no podemos imaginarlo. Y de la misma forma en que no podemos imaginar un escenario tan dantesco y cínico, injusto a todas luces, tampoco nos imaginamos ninguna paz que no sea justa, que no celebre antes un juicio y castigo a los culpables y responsables de una situación de violencia extrema, crímenes de lesa humanidad, expropiación, tortura, asesinato y que mantiene a un pueblo en un auténtico apartheid en Gaza y de archipiélagos inconexos en Cisjordania, en continua tensión psicológica y que contraviene toda legislación internacional, humanitaria y el más básico de los derechos humanos: el derecho a la vida.

Alejandro Ruetter Fridman
Juan Ruetter
Fernando Casares