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domingo, 4 de septiembre de 2011

Turquía, entre el péndulo táctico y la matrioshka

Parafraseando a Winston Churchill quien decía en 1939 sobre Rusia, se nos ocurre hacer un enroque en esta histórica declaración:

"No se puede predecir la acción de Turquía. Es un enigma, envuelto en un misterio, dentro de un enigma, pero quizás hay una clave. Esa llave es el interés nacional de Turquía"

El principal éxito de la gestión del Primer Ministro tuco Recep Tayipp Erdogan ha sido su política económica liberal que aparentemente consiguió mitigar los efectos de la crisis global y evitó que la recesión fuese profunda como en otros países europeos. 

En Noviembre del 2002, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) llegó al gobierno, apoyado por una base social islamista, moderada y modernizante en una sociedad políticamente polarizada y fragmentada, lo que sus opositores y golpistas kemalistas de las Fuerzas Armadas (bastión protector de la Constitución de 1982, del legado de Ataturk y aliados históricos de EE.UU., Israel y Occidente) dirían que existía una agenda secreta de islamización de Turquía.

Erdogan quizás empezó a ser consciente de que la única manera de gobernar Turquía internamente (kemalistas golpistas, cuestión kurda -10 millones-, laicos y clase media urbana) y externamente (Irán, Siria, Israel, UE y cuestión Palestina) se basaría en una serie de políticas tácticas pendulares con tintes populistas bajo un trasfondo estratégico para colocar a Turquía como nueva potencia regional, conquistar el liderazgo como puente entre Occidente y Oriente y ser uno de los países más influyentes en la arena diplomática internacional (añoranzas de un pasado imperial otomano).

En el 2002, el AKP obtuvo el 34% de los votos y el 66% de los escaños (363 diputados - a tan solo 4   para gobernar solos- sobre un total de 550 de la Cámara) y sólo el Partido Republicano del Pueblo (CHP), heredero de Ataturk, superó el listón del 10% que establece la legislación turca para acceder al Congreso (en España es del 3%). Dieciséis partidos sumaron el 45% de los votos pero quedaron fuera del Parlamento. Algunos analistas internacionales observan que este listón del 10% para ingresar al Congreso es una política de obstrucción a las aspiraciones parlamentarias de los partidos kurdos. Mientras que la política oficial observa que este listón está creado para darle más gobernabilidad, sin tanta fragmentación, a Turquía. Observación que no contradice lo que opinan los analistas internacionales, desde luego.

Siguiendo las directrices marcadas por el FMI, no le tembló el pulso a la hora de reducir el gasto presupuestario, recortar los subsidios agrícolas, privatizar bienes y servicios del Estado, disminuir el peso del sector público y subir los tipos de interés para reducir la inflación, mientras desarrollaba con fuerza el comercio y la exportación. Estas medidas tuvieron como consecuencia un crecimiento económico sobresaliente del 7% anual entre 2003 y 2007, pasar a ser la 16ª economía mundial y la 6ª europea y consolidarse como potencia económica regional. En política exterior se granjeó el apoyo popular en plena invasión a Irak al negarle al ejército estadounidense pasar por territorio turco. Lo que también sumó odios en las facciones kemalistas de las Fuerzas Armadas que ya urdían intentos de golpe de Estado. Sin embargo, como miembro de la OTAN y su histórica alianza con EE.UU. e Israel en materia de cooperación militar e inteligencia desde mediados de la década del 90 mantuvo "relativamente" neutralizadas a estas facciones. (ver La triple alianza: USA, Turquía, Israel y la Guerra contra Líbano, de Michel Chossudovsky)

En el 2007, el AKP de Erdogan revalida su poder cosechando el 62% de los escaños (341 diputados) con el 46% de los votos. El Partido Republicano del Pueblo (CHP) y los conservadores del Partido del Movimiento Nacional (MHP) salvaron el listón, pero once partidos, con el 13% de los votos, se quedaron fuera. Aquí podemos ver un leve declive en escaños (aunque un incremento en votos) que le obligará a Erdogan a tener más en cuenta una serie de políticas pendulares tácticas y capacidad de negociación para conservar la estrategia de fondo que comentábamos al inicio.

La crisis económica global iniciada en 2008 también afectó notablemente al estado otomano y truncó este crecimiento positivo. En 2009 la desaceleración se notó con fuerza y la recesión alcanzó el -4,7%, mientras que el paro llegó a una tasa del 14,1%. Para salir del atolladero, el ejecutivo de Erdogan potenció las exportaciones y ha hecho fuertes inversiones para industrializar regiones rurales de Anatolia interior. Fruto de estas medidas económicas, la tasa de paro bajó hasta el 12,4% en 2010, pero en contrapartida la inflación se sitúo en torno al 8,7%, dos puntos más que en 2009.

El triunfo del AKP en Junio del 2011 es histórico pues ningún otro partido turco había logrado encadenar tres victorias consecutivas desde la década de 1950 cuando el Partido Demócrata lo consiguió (posteriormente fue derrocado por uno de los tantos golpes militares de la historia moderna turca); lo que demuestra la popularidad y el éxito del Primer Ministro Erdoğan combinando la herencia nacionalista de Kemal Atatürk con la tradición islámica turca.

El triunfo electoral si bien fue contundente al lograr 326 escaños con un 50% de votos, no le permitió al AKP lograr la llamada “super mayoría” en el Parlamento Turco, lo cual obligaría al AKP a negociar y ceder con los otros tres partidos (o por lo menos con alguno de ellos) que lograron tener representación en el Parlamento, especialmente en el aspecto de la posible redacción de una nueva Constitución.

La principal fuerza de oposición parlamentaria será el Partido Republicano del Pueblo (CHP) con el 26% de los votos, y que es dirigido por Kemal Kılıçdaroğlu quien ha logrado reformular al CHP hacias posturas social demócratas, para hacerlo atractivo a los votantes jóvenes universitarios.

En tercer lugar finalizó el Partido del Movimiento Nacionalista (MHP) con el 13%. El MHP se ha caracterizado por ser un partido nacionalista con marcados rasgos chauvinistas y posturas muy duras en relación a la minoría kurda del país.

En cuarta posición al Parlamento, Partido por la Paz y Democracia (BDP) que consiguió entrar al Parlamento apoyando a candidatos independientes (principalmente kurdos) que han sido elegidos para el Parlamento alcanzando rebasar el 10% del umbral electoral necesario para ser considerada una fuerza parlamentaria. EL BDP se presenta como la agrupación política defensora de las demandas de la minoría kurda, alejándose de las clásicas posturas violentas del PKK, lo cual también puede atraer a sus filas a ciudadanos turcos de izquierda secular.

Golpismo y supuesta islamización del Estado 

Otro de los puntales de la gestión del AKP ha sido la progresiva "islamización" del Estado mediante la modificación de determinados artículos de la centralista y autoritaria Constitución elaborada en 1982 por la junta militar. La promulgación de determinadas leyes de carácter religioso ha puesto en jaque los fundamentos laicistas implantados por el padre de la República de Turquía, Mustafá Kemal Atatürk. Un ejemplo de ello, es la polémica ley del velo, que pretendía derogar la norma que prohibía a las mujeres cubrirse la cabeza en universidades, escuelas y edificios públicos. La ley aprobada en el Parlamento turco con el apoyo del MHP fue promulgada por el Presidente Abdullah Gül el 22 de febrero de 2008. Fue entonces cuando las instituciones republicanas y las fuerzas laicas, con el CHP a la cabeza, contraatacaron y presentaron un recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional. La demanda interpuesta no sólo pedía la derogación de la ley del velo sino que además apelaba a la ilegalización del AKP por presunto atentado a los principios del Estado aconfesional.

En junio de 2008, el Constitucional invalidó la abolición de la prohibición del velo en espacios públicos como la universidad y en julio del mismo año sólo 6 de los 11 magistrados del Constitucional ‒uno menos de los necesarios‒ votaron a favor de la ilegalización del AKP. Estos intentos del Primer Ministro turco despertaron la ira de los sectores más tradicionales y seculares, y su más inquietante expresión fue la trama golpista planificada por un grupo de militares y civiles ultranacionalistas. La desarticulación de la trama Ergenekon (nombre proveniente de la mitología turca) se saldó con la detención de más de un centenar de personas entre oficiales del ejército en activo, ex militares, altos funcionarios y civiles con cargos de relevancia.

En febrero de 2010 la justicia turca tenía abiertas cerca de 200 causas procesales y judiciales en relación con la red Ergenekon. Pese a los recelos despertados entre los sectores kemalistas y laicos, Recep Tayyip Erdogan prometía amplias reformas constitucionales para después de los comicios generales del 2011 si el AKP salía reelegido para ocupar la presidencia de Turquía. Cada uno de los pasos dados por el ejecutivo islamista moderado de Erdogan es seguido con atención por los países árabes que han sido escenarios de revueltas y que ven en el AKP el modelo político a seguir. Tras la caída de Mubarak y Ben Alí, formaciones como los Hermanos Musulmanes de Egipto o el movimiento islámico tunecino En Nahda, aspiran a presentarse a los primeros comicios a priori democráticos con programas semejantes a los del AKP. Esta metamorfosis hacia el islamismo moderado tiene un doble objetivo: por un lado ampliar el espectro de potenciales votantes y, por el otro; apaciguar los recelos de Occidente que teme que el islamismo radical llegue al gobierno en El Cairo, Túnez o Trípoli.

Política Exterior Multidimensional y cuestión kurda

Cuando Erdogan colideró con Zapatero la Alianza de Civilizaciones en 2005, la posible entrada del estado otomano en la Unión Europea parecía más cercana que nunca. Turquía había realizado con éxito reformas económicas, era un miembro de la OTAN con peso en asuntos de Oriente Medio y el Cáucaso, y quería resolver a corto plazo cuestiones como la inmigración ilegal, el respeto de los derechos humanos y presentaba predisposición para buscar soluciones a los conflictos kurdo y chipriota.

El reconocimiento del genocidio armenio es una sombra que sigue planeando sobre los sucesivos gobiernos de Ankara. 

Otro de los aspectos importantes que exigía Bruselas y que Erdogan debía acometer era la retirada de la jurisdicción de los tribunales militares sobre los ciudadanos civiles y la reducción de la influencia del ejército en las decisiones políticas del Ejecutivo. Pero todas estas pretensiones, no han ido más allá de la buena voluntad y la predisposición. En la Guerra de Irak de 2003, las relaciones entre Washington y Ankara se tensaron puesto que Estados Unidos no admitió que el ejército turco, ‒el segundo en tamaño de la OTAN‒, pisara el Kurdistán iraquí con el pretexto de combatir los feudos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). La administración Bush había obtenido el apoyo de los peshmergas kurdos para derrocar a Saddam y no quería que la presencia turca en el país árabe desestabilizara la región.

Otro de los aspectos que ha alejado a Ankara de la Unión Europea, es el estancamiento del conflicto kurdo y el respeto a los derechos humanos. Si bien al iniciar la primera legislatura los diputados aprobaron la autorización del uso de otras lenguas aparte del turco en los medios de comunicación y también acordaron la abolición de la pena de muerte en toda circunstancia (la máxima pena ahora es la cadena perpetua), la situación dista mucho de cumplir los requisitos que exige Bruselas.

Mas de 61 niños kurdos han sido asesinados por el ejército
turco bajo el gobierno de Erdogan. Miles son detenidos por
arrojar piedras a las autoridades, igual que los niños palestinos
En las escuelas y centros oficiales, sólo se enseña y se usa el turco, mientras que el uso de lenguas minoritarias como el kurdo queda restringido a medios de comunicación secundarios como el canal TRT6 de la televisión pública turca. Cuando Erdogan accedió al gobierno la solución de la cuestión kurda figuraba en las primeras líneas de su agenda. Pero la ilegalización del prokurdo Partido Kurdo Popular Democrático (HADEP) en 2003 y del Partido de la Sociedad Democrática (DTP) en diciembre de 2009 por presuntos vínculos con el PKK (considerada organización terrorista por la Unión Europea y Estados Unidos), así como las duras operaciones militares de castigo en la frontera iraquí, han hecho que el conflicto se reavive.

Desde que el PKK tomara las armas en 1984, cerca de 40.000 personas han perdido la vida en los enfrentamientos. El último episodio sucedió hace poco tiempo en Uludere, en la provincia de Sirnak, donde murieron 12 guerrilleros del PKK y 8 soldados turcos después de duros enfrentamientos. A los enfrentamientos, hay que sumar los miles de políticos y activistas kurdos encarcelados y a la espera de juicio. Alcaldes de importantes ciudades kurdas como Batman, han estado condenados a penas de prisión por supuesta propaganda a favor del PKK.

Las revueltas árabes han hecho que las protestas en las principales ciudades del Kurdistán turco aumenten, aunque su repercusión en los medios occidentales es mínima. Las fuerzas del orden han reprimido con dureza las manifestaciones y varios centenares de niños han sido detenidos y encarcelados. Después de romper el alto el fuego unilateral el 28 de febrero de este año, el líder del PKK, Abdullah Öcalan, ha llamado desde la prisión de la isla de Imrali a la resistencia en las calles y ha fijado el 15 de junio como fecha límite para que los gobernantes electos se pronuncien sobre la cuestión kurda.

En último lugar, debemos destacar que el alejamiento de Europa, de EE.UU. e Israel ha sido proporcional al acercamiento de Turquía al eje sirio-iraní. Ahora restablecido nuevamente por su alejamiento de Siria y su claro apoyo a la oposición que hasta ha formado un CNT estilo libio en la propia Estambul.

Turquía siempre ha intentado ser el estado bisagra entre Oriente Medio y Occidente. En las gestiones realizadas en las revoluciones de Egipto y Libia tenemos un claro ejemplo.

Sin embargo en la operación "Plomo Fundido" y masacre a Gaza por parte de Israel a finales del 2008 y el asalto israelí a la embarcación turca “Mavi Marmara” a mediados del 2010, supuso un punto de inflexión en las relaciones. La muerte de 9 activistas turcos que viajaban en la “flotilla de la libertad”, ha tensado las relaciones de Turquía con sus socios de la OTAN y ha acercado Ankara a Irán y a Moscú.

En el último año, Erdogan ha tenido importantes encuentros con el presidente sirio Bashar al Assad y su homólogo iraní, Mahmud Ahmadineyad, y han establecido importantes acuerdos comerciales y energéticos, al igual que con el Primer Ministro ruso Vladimir Putin.

Erdogan y Ahmedineyad
En el contexto de una oposición debilitada, el encarcelamiento de militares golpistas, la renuncia de los altos cargos de las Fuerzas Armadas ligados a la vieja guardia kemalista hace pocos días, las complejas relaciones con Occidente y ejerciendo de modelo democrático y político de referencia para las revueltas árabes; Erdogan se eleva sobre sus pares a nivel internacional y goza de una independencia diplomática y política que muchos mandatarios europeos, por no decir todos, ya quisieran tener.

La negativa de la salida del Mavi Mármara en Junio de este año, no debe verse como una oportunidad que dejó pasar Erdogan antes de las elecciones del 12 de Junio, a fin de no darle otra excusa a Israel. Debe pensarse como decisión en el marco del restablecimiento de las relaciones con el país hebreo y las posibilidades de neutralizar una intentona de golpe de Estado, hasta hace pocos días latente.

Sin embargo, las últimas informaciones sobre el Informe Palmer y la negativa a pedir disculpas oficiales por parte de Israel, han generado una nueva tensión en la zona que agrega más incertidumbre sobre las políticas tácticas de Ankara, generando una reacción firme al expulsar al embajador de Israel en Turquía, llamar al embajador turco en Israel y anunciar que buques turcos escoltarán futuras flotillas a la Franja de Gaza sobre aguas internacionales del Mar Mediterráneo.

Mientras tanto, para más política pendular, instala en territorio turco un sistema antimisiles en claro mensaje a Irán enfriando su relación y enviando un mensaje de confianza a Occidente, aunque niega a las IDF israelíes participar en la instalación.

Según fuentes cercanas a la inteligencia israelí, Turquía estaría por ingresar en una recesión económica fuerte   por lo que se entiende que desvíe la atención popular interna con un nuevo "escándalo" y enfrentamiento con Israel.

Todo esto sucede mientras Egipto parece entrar en una nueva etapa política con Israel que no será como la anterior, poniendo en juego, posiblemente, el Tratado de Camp David.

En este contexto, Turquía sabe que es la única que puede ofrecer confianza a Occidente... teniendo en cuenta el nuevo reordenamiento de la región y sabiendo que hoy... ya no será como ayer.

Todo esto, para bien o para mal, ha sido un logro de Erdogan y su equipo... que en fondo busca y buscará por sobre todas las cosas una agenda política propia.

Sharon y Erdogan

Fernando Casares

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